Retomar el apasionante camino de reflexión sobre la educación exige de las hermanas SS.CC y de quienes se comprometen en esta misión, una búsqueda hacia dentro, para descubrir, escuchar y contemplar en sí mismos y en los miembros de la comunidad educativa, la huella SS.CC, impresa en su ser y quehacer pedagógico.
La realidad colombiana marcada por situaciones que atentan contra la dignidad humana, es el espacio en el cual es necesario sembrar, cuidar y hacer crecer el carisma SS.CC.: “Contemplar, Vivir y Anunciar el Amor misericordioso de Dios, único que repara libera y reconcilia a la persona”; es el amor de Dios manifestado en la Persona de Jesús de Nazaret, y en el corazón de María su Madre, el que inspira la tarea educativa.
“El corazón de Jesús y el corazón de María son el fundamento de nuestro instituto” (Buen Padre) por tanto, conocer y experimentar profundamente sus pensamientos, sentimientos, actitudes y opciones son el referente primordial para poder vivir y responder a los retos de los tiempos de hoy, a través de un proceso de evangelización, en comunión con la Iglesia y desde la pedagogía del amor como única experiencia que permite conocer, aceptar y desarrollar todas las dimensiones del ser para vivir y convivir con otros.
A través de las obras educativas, la Congregación de los Sagrados Corazones busca dar respuesta al llamado evangelizador de Jesús en la perspectiva de construir su Reino por medio de la formación integral, desde un panorama holístico. Se busca educar personas en comunidad, a partir de la construcción y resignificación permanente del proyecto de vida, potenciando en su ser las habilidades espirituales, creativas, sociales, comunicativas, de pensamiento e investigativas.
Se hace urgente promover la conciencia de sí mismo, del otro, del entorno, como expresión de la huella de Dios en el mundo, es una invitación permanente a descubrir y vivir la misión a través de la reflexión crítica, la investigación, la respuesta creativa, el cuidado de la vida en todas sus expresiones.
Es prioritario fortalecer el núcleo familiar, como primera escuela de vida, promoviendo el sentido de pertenencia a la iglesia, a la comunidad educativa sagrados corazones, a los contextos locales, los escenarios nacionales y los espacios globales, en los cuales existe el llamado a la entrega incondicional a los demás, como un compromiso solidario especialmente con los más necesitados, haciendo posible en la cotidianidad la construcción de una realidad más justa, humana y reconciliada.
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